3 habilidades fundamentales de un buen gestor de proyectos

Cuando vemos futbolistas en televisión y nos da una sana (o no tan sana) envidia el dinero que ganan por dar patadas a un balón nos solemos preguntar ¿Por qué no me dediqué a eso? Pues probablemente se deba a que no eras tan bueno como te hubiera gustado ser, tus aptitudes bastaban para golpear la pelota en el patio del colegio pero no tenías las capacidades para dedicarte a ello profesionalmente. Esas aptitudes se podían entrenar, pero indiscutiblemente una gran parte vienen de serie en nuestra persona cuando nacemos. No todos servimos para dedicarnos a la misma profesión, algunos son mejores chutando la pelota y otros desarrollando modelos econométricos que expliquen una situación en su empresa. Igual ocurre en la gestión de proyectos, a pesar de que el conocimiento se aprenda, debe poseer una serie de habilidades directivas, equivalentes a las habilidades locomotrices que puede poseer un deportista, y sin ellas un proyecto puede estar abocado al fracaso al no ser dirigido por la persona oportuna.

Más allá de la capacitación y experiencia, vamos a comentar brevemente qué habilidades, más bien vinculadas a la persona, debe poseer un gestor de proyectos.

  • Capacidad de comunicación. Un gestor de proyectos debe lograr la implicación de todo su equipo en el proyecto, no con charlatanería o motivación, sino con un razonamiento y convencimiento que lleve a todos a remar en la misma dirección. Con su capacidad comunicativa también resolverá problemas y actuará como negociador o pacificador entre el equipo del proyecto, clientes, proveedores o cualquier equipo implicado en una contingencia determinada. Incluso gracias a esa capacidad comunicativa será el mejor vendedor del proyecto tanto de manera interna como externa.
  • Capacidad de organización. Un gestor de proyectos debe ser una persona que no se agobie, que no se ahogue cuando llega la primera ola, una persona capaz de organizar y desarrollar el plan de proyecto y estar preparado para ser resolutivo cuando surja una contingencia que afecte a los tempos del plan.
  • Capacidad de empatía. Todos los componentes del equipo tendrán una situación diferente y a la hora de afrontar el proyecto pueden chocar entre ellos al verse afectados por decisiones del plan. Esto provocará tensiones que el gestor de proyectos debe ser capaz de solventar, sobre todo poniéndose en el lugar de cada miembro del equipo comprendiéndole y empatizando con él para posteriormente tomar cartas en el asunto y ser capaz de hacer que remen todos a una. Además el gestor de proyectos debería ser una persona fácilmente accesible, al que cualquier miembro del equipo acuda para resolver cualquier problema o comentar cualquier situación. Al ser accesible, los componentes del equipo del proyecto se sentirán cómodos con él y siempre estarán dispuestos a ayudar, incluso en situaciones desfavorables.

Fuera de estas 3 habilidades o capacidades fundamentales que hemos detectado añadiríamos una cuarta, la simpatía, pues todos sabemos lo estresante que puede ser un proyecto y la presión que se puede dar desde la dirección a lo largo del ciclo de vida del mismo. Si el gestor de proyectos se toma con humor ciertas situaciones hará que cualquier problema sea más manejable ya que el estrés y la tensión no se verán contagiados al equipo.

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